Pumas dejó vivir a los Tigres, quienes la pasaron mal, muy mal, pero a pesar de las heridas que le quedaron después de un primer tiempo de terror, sobrevivieron a la tormenta auriazul y se llevaron un triunfo de oro de CU. Jerónimo Rodríguez había puesto en ventaja a los universitarios capitalinos, pero Nicolás López y André-Pierre Gignac consiguieron una victoria agónica, la primera del torneo.
Los felinos de San Nicolás tuvieron un primer tiempo para el olvido. Pumas dejó respirando al cuadro visitante cuando tuvo para matar una y otra vez a su rival felino.
El trámite arrancó parejo. Después de una ocasión desperdiciada por Nicolás López, Jerónimo Rodríguez aprovechó un balón filtrado de Favio Álvarez por el centro de la defensa felina y definió con clase al primer poste de Nahuel Guzmán, a los 31’.
El golpe al mentón lo sintió rápidamente el elenco dirigido por el Piojo, porque tuvo un pésimo cierre de los primeros 45’ y de milagro no terminó goleado.
Pero, cuando a un equipo como el de San Nicolás lo dejan con vida, puede pasar lo que resultó en la segunda etapa. Los auriazules echaron para atrás atrás, cedieron terreno y el Piojo llenó el área de gente. Los cambios tuvieron su efecto.
Luis Quiñones desbordó por derecha, encontró en el segundo poste a Gignac, quien cabeceó y su remate dio en el poste. El olfato de goleador del Diente le permitió estar en el lugar indicado y puso el empate parcial al 77.
El otro que tuvo revancha rápida fue André-Pierre Gignac, porque en la jornada anterior falló un penal y una semana después logró convertir. A él le hicieron la falta al 92’ y cuatro minutos después mandó a guardar el tiro desde el manchón. Victoria agónica, ante el que era el líder del torneo.
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