A pesar de que la situación mundial a causa del COVID-19, no ha permitido que de inicio la actividad de la temporada 2020 de la Formula 1, esto no ha impedido que la planificación de los equipos y los pilotos se detenga con miras a 2021.
De esta manera, el martes se desató la primera bomba de la “Silly Season”, cuando se anunció que el teutón Sebastian Vettel, no renovaría con Ferrari; con lo que se abrió la disponibilidad de uno de los asientos más cotizados de la máxima categoría del automovilismo.
A raíz de eso, el futuro de Vettel pasó a segundo término y la expectativa se centró en quién sería el elegido para llenar ese hueco en la “scuderia”, pero que a su vez no opacara del todo a Charles Leclerc, pero que a su vez fuera un elemento confiable en la suma de puntos para disputar el mundial de constructores.
Dos fueron los nombres mencionados, el australiano Daniel Ricciardo, desde finales de la campaña 2019 había hecho sentir su incomodidad por el proyecto de Renault, ya que no se acercaba a lo prometido por los motoristas franceses a lo ofrecido y con lo que lo habían convencido de abandonar Redbull.
El otro inició a sonar hace un par de semanas de fuerte manera, es el caso del Español Carlos Sainz, quien en 2019 tuvo un giro de 90 grados a su carrera, ya que, a finales de 2018 estuvo a punto de quedarse sin asiento al no ser renovado por Renault, precisamente para la llegada del australiano; encontrando cupo de último minuto en la restructura de McLaren, escudería con la que terminaría la temporada anterior como el mejor del resto.
La duda se despejó el día de hoy cuando los de Maranello hicieron oficial la llegada del madrileño en un contrato por dos años y con la posibilidad para Sainz de poder pelear, no sólo por ser el mejor del resto, sino de subir al pódium y ganar carreras.
En el caso de Ricciardo, el australiano nuevamente ocupará el lugar que deja disponible el español en una escudería y firmó contrato con McLaren por dos temporadas, con la ilusión de mejorar lo que se ha hecho con Renault que luego de apostar por Ocón y echar a Nico Hülkenberg, parece quedarse como el perro de las dos tortas.
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