Durante la primera parte del Gran Premio de Miami, Sergio Pérez rodó muy cerca de Carlos Sainz, en la batalla por subir a ElPodium, por algunos instantes estuvo a punto de colocarse en posición de DRS, y así atacar al español, pero de pronto, la distancia creció de 1 a 8 segundos, en cuestión de 2 giros.
La situación se hizo por demás evidente cuando Checo, comenzó a discutir con su ingeniero, sobre la pérdida de potencia en el motor Honda del Red Bull, y a pesar de que el problema aparentemente se solucionó, no fue suficiente para que el mexicano pudiera pelear por ElPodium.
El problema se debió a un fallo en un sensor que provocó el apagado automático de algunos sistemas, y los ingenieros del equipo tuvieron que reprogramarlo para mantenerlo en marcha.
No obstante, el tapatío Sergio Pérez se las arregló para continua en carrera y al menos rescatar el cuarto lugar.
Después de la carrera, el jefe del equipo Red Bull, Christian Horner, confesó que el problema de los sensores era tal, que se cuestionaban si el mexicano iba a llegar o no a la bandera a cuadros.
"Estuvo muy cerca", dijo Horner sobre los riesgos de no terminar. "Tuvimos que mover los sensores para solucionar el problema. Así que es algo en lo que trabajaremos estrechamente con HRC [Honda] para tratar de entender y, obviamente, asegurarnos de que no ocurra en el futuro."
Horner explicó que el contratiempo con el sensor estaba en el motor de combustión interna (ICE) y le costó a Pérez un importante tiempo por vuelta, pero afectó especialmente su velocidad punta, lo que no le permitió al final de la recta adelantar a Sainz en los últimos giros.
"Tuvo un problema con un sensor en uno de los cilindros", añadió Horner. "Los chicos lograron mover los sensores, pero como resultado, probablemente perdió 20 kw de potencia".
"Incluso con la ventaja del neumático nuevo que tenía, probablemente estaba a medio segundo de lo que el coche era capaz de hacer en recta. Y creo que sin ese problema, probablemente Sergio habría sido segundo".
Aunque el fallo del sensor de Pérez es el último de una serie de problemas de fiabilidad que han afectado a Red Bull este curso, Horner no cree que el equipo tenga mucho de qué preocuparse en ese frente.
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