Una cantautora de la cual conozco dos canciones y a la cual por ciertos motivos ubiqué perfectamente a partir de mediados del año pasado; ha venido a trastocar la fragilidad de los más duros fanáticos del emparrillado, al darse cuenta que su máximo evento anual, se ha visto relegado por una historia de telenovela que ya envidiarían Thalía y Fernando Colunga.
Primero, a sus fanáticos, varios de los cuales se creen intelectuales del deporte, les parecía impensado que una liga (NFL), a la cual presumen como la mejor organizada del mundo, se prestara para que esta historia llegara hasta el SB.
Claro que los jugadores de los Cuervos se equivocaron, algunos de manera inverosímil, pero la industria en Estados Unidos no se podía dar el lujo de hacer a un lado un agente externo que generado un impacto económico a la NFL de más de 330 millones de dólares y de NO convertir el Super Bowl de Las Vegas en “El Evento”.
Taylor Swift, logró que un evento regional (aunque les duela), hoy por hoy sea el evento que más expectación genera a nivel global, la mayoría de la gente quizás no sepa qué equipos se enfrentan. ¿Quién es Patrick Mahomes? ¿Quién es QB de San Francisco? ¿Qué es un QB?. Pero hoy el mundo, en especial la comunidad SWIFTIE, sabe que ahí jugará un barbón (Travis Kelce) que es pareja de Taylor.
La verdad, me agrada que una historia externa revitalice una disciplina deportiva, cual sea.
¡Que tendrá un concierto la noche previa en Tokyo y que las 14 horas de vuelo hará imposible que llegue a tiempo!. Por favaaaaar, para quienes hemos hecho un viaje en el tiempo sabemos que ella cenará en Japón el sábado por la noche y llegará a dormir el mismo sábado por la noche a Las Vegas sin problema.
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