El Real Madrid logró una agónica clasificación para las semifinales de la UEFA Champions League tras eliminar al Manchester City, vigente campeón, en la tanda de penaltis. Fue un partido de vuelta épico con un City dominante y un Madrid comprometido y solidario en defensa hasta el último segundo.
El partido de ida fue un espectáculo que pronosticaba otra gran batalla de talento en el duelo de vuelta, y la primera parte no decepcionó. Ambos equipos plantearon un partido táctico, con mucha concentración en defensa pero sin frenar su ímpetu ofensivo.
El City lo hizo como siempre a través del balón y la posesión y el Madrid, como era de esperar, con transiciones rápidas cimentadas en la verticalidad de Rodrygo y Vinícius, bien apoyados por Valverde y Bellingham. Y sólo tardó 12 minutos el equipo de Ancelotti en hacer mella en su rival con un gran control del inglés que desembocó en un buen centro de Vinícius que Rodrygo logró convertir en dos tiempos.
Los de Guardiola reaccionaron, y avasallaron al Madrid con disparos lejanos, especialmente desde las botas de Kevin De Bruyne, y tuvieron su mejor ocasión del primer acto con un remate de cabeza de Haaland que se estrelló en el larguero.
Con la segunda parte el dominio del City se hizo más notable. El Madrid sufría incluso para crear jugadas a la contra, y con el paso de los minutos el partido se convirtió en un esfuerzo defensivo constante para el equipo visitante. Los de Guardiola probaron suerte desde lejos, desde cerca... pero sus ocasiones acaban una y otra vez en despejes o paradas de Lunin hasta que en el minuto 76 un balón rechazado fue finalmente aprovechado pro De Bruyne para marcar a bocajarro e igualar la eliminatoria.
Con Doku, que entró al campo en la segunda parte, haciendo mucho daño al Madrid por el costado izquierdo el City tuvo alguna ocasión más para adelantarse antes del final del tiempo reglamentario. En la prórroga destacó una gran ocasión de Rüdiger al final del primer acto del tiempo extra, pero finalmente fueron los penaltis los que decidieron. Lunin detuvo los penaltis de Bernardo Silva y Kovačić, y decidió el duelo a favor el club de la capital de España.
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